martes, 11 de septiembre de 2012

Que ser mujer sea un orgullo, no una vergüenza


Vivimos sumergidos en un mundo histéricamente paradójico en todo lo que refiere a sexo. Por un lado se ensalza, se estimula, se habla de lo importante que es ejercerlo y potenciarlo, mientras que se prohibe, se oculta yu de ninguna manera se explica cómo disfrutar del sexo. Lo que queda es que todo lo que tenga que ver co sexo es sucio, nefasto y dañino. Los padres no hablan de sexo con sus hijos, pensando que al hacerlo los habiluitarian para tener sexo premarital. Los hombres son criados para vivir su sexo con orgullo comopetetitovo y las chicas para ocultarlo y sentirlo como un misterio. Limpalo y econdelo es el unico mensaje que reciben las jovencitas respesto a sus genitales. En la sociedad moderna no hay rituales ni celebraciones que festejen la llegada de la menarxca. La escuela habla e gametos y division celular, pero no habla de los que le pasa a todo el cuerpo femenino. Se espera que los padres expliquen esto. Y los padres tampoco lo explican, porque ellos tabien han vivido la sexualidad con un enorme y vergonzante silencio.
Entre tanto silencio, la menstruación es la que más sufre este coulatmiento .La Society for Menstrual Cycle Research (Sociedad para la Investigación del Ciclo Mesntrual),publicó una investigación que se hizo para ver qué opina el común de la gente de la mendtruación . Hicieron una encuesta para saber qué opinaba un grupo de gente antes dos situaciones:
- ver caer de la cartera de una dama un tampón
- ver caer de la cartera de una dama un clip para el pelo
Luego consultaron a los observadores, y comprobaron que a la misma mujer la juzgaban como desagradable e incompetente cuando se le caía un tampón, y como agradable y simpática cuando se le caía una hebilla para el pelo[1].
En los años ´40 en la Argentina la mujer trabajadora podía tomarse un día franco con goce de haberes llamado “día femenino”-“El personal femenino podrá disponer de un día en el mes por razones particulares o de fuerza mayor, sin exigencias de comprobantes.” Pero como se ve mal que te los tomes, quedó fuera de uso. Actualmente esa licencia se contempla solamente en los convenios colectivos de trabajo de ciertos gremios donde casi no hay mujeres, como el gremio de los obreros de la construcción, de fabricas de piezas aeronáuticas o de imprentas. En Japón, un descanso menstrual con jornada paga está estipulado por ley sin embargo no lo toman ni el 13% de las empleadas. Algunas feministas dicen que este permiso provoca discriminación. Entonces las mujeres deben elegir jugar según las reglas impuestas por los hombres y negar ciertos aspectos de sí mismas, o darse la cabeza contra el techo de cristal si se toman las licencias diseñadas para su conveniencia... Terminan atrapadas en la misma situación a la que se enfrentan con la maternidad: no llegan a cargos ejecutivos porque, siendo las únicas a cargo de los bebes, no pueden aceptar jornadas de 14 horas. Pero si las aceptan, descuidan a sus hijos.
Reconocer la menstruación como parte de la vida, y no de la mujer, sino de la sociedad, llevaría a que toda la sociedad se acomode al hecho de que la mitad de sus participantes tienen biologías variables donde su cuerpo queda comprometido, y esto no debería significar ni que las confinen a todas las mujeres a criara hijos y menstruara en paz, ni a fingir que están estupendas en el noveno mes de embarazo, luego del parto o en plena menstruación, fingiendo que tienen cuerpo de hombre.
Estudios sociológicos realizados a fin de los 90 indican que la sociedad toda esta volviéndose mas retrograda respecto a las condiciones de vida de las mujeres. Y aunque en los 1970 hubo cambios cruciales y logros reales de parte de movimientos feministas, los tabúes crecientes demuestran que lo que no se construye, se colapsa. Y los logros femeninos están siendo erosionados en tiempos de crisis. Cuando no hay trabajo para todos, hay mucho menos trabajo para las mujeres.
La cultura debería encontrar manera de darle tiempo y espacio a las necesidades femeninas sin castigarlas. Ningún negocio colapsaría si todas las mujeres se tomaran un día libre por mes para ellas. Que la menstruación las afecte no significa que sean ineficaces. para las que necesitan criar a sus bebés por su cuenta, esto no debería significar el destierro del campo laboral, porque hacen una favor social con su dedicación a sus hijos. Dicen que la salud de la sociedad se mide según cómo es tratada la mujer: cuál es su rol, que status tienen sus roles, cómo se la respeta. Por ahora no hay respeto hacia las mujeres. A una profesional exitosa le preguntan como ha llegado a la cima siendo madre de tres niños pequeños., A ningún varón profesional le preguntan eso. Ni siquiera se considera que el le deba un minuto de su atención a sus hijos.
Necesitamos que la mujer sea tratada de manera positiva: que una niña esté feliz de haber nacido mujer. Este es el desafío que tiene por delante la sociedad toda. Si cada aspecto femenino es tratado como un problema, un misterio, un secreto y algo que hay que ocultar, no estamos logrando que las mujercitas estén contentas de ser mujeres.
Todo este libro muestra que las niñas que han tenido charlas francas con su madre sobre la menstruación, cuando les viene, la viven con una actitud emocional mucho más positiva y menos traumática que las niñas a las que nunca se les advirtió ni explicó nada. Está clarísimo que una niña que empieza a menstruar a los 12 años en la escuela lo vivirá con un espanto que no olvidará. Hay estudios que demuestran que cada niña hereda
la actitud que tuvo su madre ante la menstruación . Y esta actitud se transmitirá a otra generación más, ya que las madres son las únicas fuentes de educación acerca de este tema.
Para que cambien las cosas, deben cambiar las creencias y las actitudes en cada una de nosotras primero, para que se produzca luego un cambio cultural en el resto de la sociedad.
Y este cambio lo tenemos que iniciar las mujeres, de manera individual, de modo tal de que transmitamos a nuestras hijas que ser mujer no es un bochorno con síntomas que hay que esconder toda la vida, sino un orgullo, enriquecido con situaciones que sólo nos pasan a nosotras .
Luchemos juntas para que ser mujer sea, además de un orgullo, un privilegio que nos de libertad.
[1] Publicado en la edicion de Noviembre de 2007 de la revista Women & Health ( Mujer y Salud).

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